7a SESSIÓ 21-Nov 2017

En esta excursión, los alumnos eran los guías. El objetivo era llegar al castillo de Torre Baró cogiendo las rutas más interesantes. Hicimos tres grupos y cada uno se encargaba de un tramo.

El primer grupo nos envió del instituto hasta el Laberinto de Horta. Para llegar pasamos por el campus de Mundet y encontramos una estatua con una curiosa reflexión sobre la educación.

El segundo nos hizo cruzar por el barrio de la Font del Gos. Parecía un pueblo con casas bastante antiguas. Allí nos encontramos con un señor con dos perros: Megas y Wi-Fi. Nos contó que había que hablar flojito porque por la orografía de la zona se producía un fenómeno acústico especial que hacía que se escuchara todo lo que decíamos desde la otra punta del barrio. Más adelante encontramos una puerta grande enrejada. Nos quisimos asomar para ver qué había, pero al tocarla empezó a sonar una estridente alarma. Lo poco que pudimos ver fue una bajada muy empinada dentro de un túnel. ¿Hacia dónde conduciría?

El tercer grupo nos llevó a un mirador y oímos a dos hombres tocar el saxofón. Estuvimos hablando con ellos un rato y nos contaron muchas historias interesantes del barrio, como que, a finales de los años 60, el alcalde de Barcelona de la época construyó, contra la voluntad de los vecinos, unas bombonas de gas que popularmente se conocían como los huevos de Porcioles. Esas bombonas formaron parte del paisaje de Can Papanaps hasta 2002 cuando fueron derribadas.

Reprendimos nuestro camino intentando continuar por la parte de arriba de la montaña, pero no fue viable, así que tuvimos que descender para seguir la ruta. Llevábamos bastante retraso e intentamos acortar por un camino, pero resultó ser un callejón sin salida y tuvimos que volver.

Por fin encontramos la Carretera Alta de les Roquetes que llevaba derecho a Torre Baró. Por el camino vimos un globo rojo atado a una farola que nos recordó a la película “IT”. Al llegar al castillo, Natalia, una compañera de clase, nos contó la leyenda del castillo. Trataba sobre un Duque que tenía una hija que estaba enferma. Los médicos le recomendaron mudarse allí ya que con el clima de las montañas se curaría. Así que el Duque mandó construir la torre, pero la hija murió antes de que se pudiera terminar. Ahí acabó la historia y la excursión. Hice unos cálculos e hicimos 8,6km.

A continuación os dejamos el reportaje completo de la expedición:

Marco Cebrià

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