Aquests dies de confinament, en Martín ens escriu una carta:
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Hola Marcel, Manu, Andrés, Shimin, Ramón, Pau, Arola, Doha, Ainara, (el otro:) Pau, Nigel, Nadia, Maida, Irsa, Erica, Ilya, Erik, Blau, Laia, Yonas, Neus, Xavi.
Hola a todos.
¿Cómo estáis? Espero que bien y que os estéis cuidando. Es muy importante
hacerlo.
Esta carta es una intención de no perder contacto con vosotros. No es una
actividad. No propongo aquí que respondáis ninguna pregunta. no estáis forzados
a responder. Es sencillamente una carta.
A día de hoy es imposible imaginar un encuentro entre todos. Espero que algún día
se nos permita. Pero mientras tanto no me gustaría perder el contacto con
vosotros. Sigo pensando de qué forma podemos dar continuidad al proyecto y
cómo comunicarnos por la red en estas circunstancias excepcionales. Dependerá
de la conexión online de vuestra casa y de cada uno de vosotros. Quizá continuar
no es el deseo de todos. O quizá si.
Es una carta un poco larga. Podéis leerla del tirón, por partes o re-leerla con
cuidado. No hay prisa. Leerla con cuidado y a la velocidad que creáis necesaria.
A partir de ahí, si veis que os interesa continuar con la comunicación y con el
proyecto podéis contestar de la forma que queráis. Me gustaría mucho. Que sea
como os apetezca. Puede ser una respuesta a partir de cómo os sentís. Si tenéis
alguna inquietud. Si os acordáis de lo que hicimos en el instituto. Si lo pusisteis en
relación con la situación actual. Si queréis hablar de ello. Si os interesa que
podamos hablar sobre alguna de las tantas preguntas que hay en esta carta.
Podéis enviar una foto, un video, un mensaje, un escrito, un dibujo, una música, una
canción. Cualquier tipo de señal! Todo es bienvenido. Necesito saber si estáis ahí.
Yo estaré encantado de recibirlo y de buscar la forma en que podamos seguir en contacto. Quizá, más adelante podríamos hacer un encuentro virtual online para saludarnos, compartir nuestras inquietudes, vuestro estado de ánimo. Y también pensar si es posible crear alguna sesión (ya veremos cómo) para intentar cerrar el proyecto.
Eso…
Animaros con alguna señal. Un abrazo grande a todos.
Allá vamos…
INTRODUCCIÓN
Vaya días. Son días raros. Por supuesto que sí. Días como nunca hemos vivido. Pero
la cuarentena que estamos viviendo puede ser una ocasión que nos permita
vislumbrar qué oportunidades se nos abren.
¿Cómo entender esta situación?
Vamos a recordar, repensar y relacionar esta nueva realidad con las pautas que proponíamos en clase. Existe una clara relación ¿habéis pensado en ello?
Si recordáis, en cada sesión de en Residencia hemos debatido sobre los términos
de orden y desorden. Hoy bajo las restricciones que impone el gobierno para
protegernos del contagio estamos en la obligación de disponernos (estar
dispuestos) de otra forma. Es decir, estar en otro orden.
Ahora no se trata de nuestra aula. La cuestión ha cambiado de escala.
Veamos… vamos por partes:
PARTE I
Antes de la pandemia nuestros días se daban normalmente: los días de la semana,
ir al instituto, volver a casa, salir a la calle, ver a los amigos, etc… Pero HOY un
nuevo orden hace que aquel estado de normalidad anterior se vuelva anormal.
Es decir, hay otras reglas. Se modifica la rutina de todos los días, nuestras
relaciones, nuestra vida. Eso… nos vemos modificados.
Ya han pasado días, semanas, un mes! y aún queda más por transitar. No sabemos hasta cuándo. Esta es la realidad. Esta anomalía, esta anormalidad se mantiene y persiste en el paso de los días. ¿Qué pasa con esto?
Pareciera ser que HOY el estado de excepción social, que es anormal, se ha
convertido en nuestra normalidad. ¿Es eso posible? Intentamos por todos los
medios naturalizar esa anormalidad y seguir con la actividad, acostumbrarnos a
los nuevos hábitos para volverla normal. Todo esto es estresante porque supone
una incertidumbre. Y la incertidumbre es incómoda. ¿Por qué? ¿Qué ha pasado?
¿Qué está pasando? ¿Qué pasará? ¿Podríamos continuar así?
Poco sabemos…
¿Recordáis? en clase hemos visto que la palabra normal proviene de la palabra
norma. Hoy estamos siendo ordenados de otra forma. Nos están indicando que
para frenar la expansión del COVID-19 debemos quedarnos en casa. La ciudad ya
no funciona como antes. Una nueva norma supone un nuevo orden. El cambio
social que conlleva esta problemática también cambia nuestros órdenes internos.
Veamos:
La palabra Orden proviene etimológicamente del latín ordo, ordinis, que designaba inicialmente el ‘orden de los hilos en la trama’, de la misma familia que urdire ‘urdir’ (que es tejer).
Podríamos decir que una sociedad, una comunidad, una institución, nuestra casa o el aula funciona como un “tejido”.
Veamos la definición de la palabra orden en el diccionario: Orden: “Manera de estar colocadas las cosas o las personas en el espacio o de sucederse los hechos en el tiempo, según un determinado criterio o una determinada norma.”
La palabra Norma se encuentra dentro de la definición de Orden. Fijaros: “Manera de estar colocadas las cosas o las personas en el espacio”.
Recordáis cuando entrábamos al aula desordenadamente, o salimos al Mercadona todos juntos? La acción del patio? Cuando os expulsé del aula sin informaros por qué? O cuando os hacía ordenar y desordenar las sillas en el patio continuamente?
Al imponer una norma en las sesiones de En Residencia todos cambiábamos de
orden. Cambiaba el estado de normalidad de la clase. Nuestros cuerpos se
relacionaban con el espacio de otra forma. Percibíamos el aula, el patio o el pasillo
de otra manera. Ya no era cada uno de estos espacios con su funcionamiento
convencional en marcha si no un experimento para repensar nuestra relación con
esos espacios y repensar la estructura que habitamos. ¿Pensasteis si era normal
nuestra actividad en el grupo de Visuales en relación al resto del Instituto? O
entrar en la clase de 1o B y colocarse en el espacio sin hacer nada? Era eso
normal? Os acordáis de qué pasó cuando quedasteis encerrados en esa aula
después de la acción? Hoy está pasando esto en todo el país. En casi todo el mundo.
Todos estos ejercicios tenían que ver con lo que HOY está sucediendo.
Hoy el Gobierno ha cambiado nuestra normalidad. La posibilidad de libre
movimiento. No podemos salir de casa. Se implementaron normas que modifican
la relación entre las personas: el miedo, el cuidado, el rechazo o la vigilancia son
factores que nos atraviesan a todos. Solo un puñado de personas puede entrar en
un supermercado, mantener un metro de distancia, llevar mascarilla, no tocarse
con los otros, etc… son instrucciones que ponen distancia literal entre las personas.
La poca gente que circula en la calle no se habla entre sí. Muchas otras están en
cuarentena aisladas dentro de las habitaciones de su propia casa. Se han
proporcionado más fronteras. Incluso dentro de las casas. Estamos hoy
redistribuidos de otra forma.
Esto produce un cambio de sentido en la percepción del espacio. Veamos los ejemplos que aparecen del significado de la palabra orden en el diccionario:
Ejemplos:
(…)”el orden de los días de la semana;
_el orden de las palabras dentro del diccionario;
_necesita orden para vivir, por eso en su casa cada cosa está en su sitio;
_por orden de importancia…”
Tomemos el ejemplo “ el orden de los días de la semana ”:
El tiempo se detuvo. Hoy disponemos del tiempo de otra forma. Ahora no nos
ponemos el despertador para ir al Instituto. Casi nadie está mirando el reloj. La
cuarentena nos obliga a pensar nuestra relación con el tiempo. Porque el
aislamiento también genera una modificación radical de nuestro sentido del
tiempo, de la percepción de nuestra temporalidad. Nadie cuenta los días. Os pasa
que confundís qué día es? O qué hora es? Pasa el tiempo más rápido? No parece
esta cuarentena un gran Domingo? Un domingo de siete días? Qué hacemos con el
tiempo?
Se nos abre una dimensión cualitativa del tiempo donde nos obliga a re-significar
nuestra vida cotidiana. Se acabó el cotidiano de ir al Instituto. Ahora tenemos la
posibilidad de apropiarnos del tiempo. Da igual que hoy sea Lunes o Miércoles o
Domingo. Podemos apropiarnos del tiempo para administrarlo de otra forma,
llevarlo hacia otro lugar. Claro que las horas siguen siendo la horas y el reloj sigue
funcionando. Pero no importa. Se redimensiona nuestra relación con nuestras
prácticas. Y sobre todo con nuestros tiempos. Puedes hacer NADA durante un rato
y NO pasa nada. Y eso que NO pasa, es TODO.
Se produce un cambio de sentido en la percepción del tiempo.
Digo TODO porque esos momentos en los que no haces NADA son de
reacomodamiento. Todo se vuelve re-pensable y cuestionable. Estos
acontecimientos radicales hacen que vuelvas al estado anterior. Por ejemplo,
pensar qué sentido tenía ir al instituto. Qué hacíamos en el instituto, cómo nos
comportábamos? qué sentido tenían las actividades que hacíamos en nuestras
sesiones de En Residencia? ¿Qué pasa HOY con ese sentido? ¿Cómo lo
relacionamos con esta nueva situación?
Tengo entendido que os envían actividad desde el instituto para realizar en casa.
¿Cómo os sentís con eso? ¿Tiene sentido hacer esa actividad en casa? ¿Lejos del
instituto y sin el profesor y vuestros compañeros? Sin compartir el mismo espacio?
Sin escuchar a otro compañero con sus diferencias?
PARTE II
Pensemos a partir de otro ejemplo de la palabra orden del diccionario:
“necesita orden para vivir, por eso en su casa cada cosa está en su sitio”
Todas las casas nos son iguales, ni sus integrantes tampoco.
Ahora el trabajo en vez de ser presencial se ha vuelto una pantalla de ordenador
(de momento es la única herramienta que tenemos). Muchos estamos obligados a
trabajar desde casa. El trabajo AHORA está en otro sitio: dentro de casa. Cambia el
hábito. Ya no existe “volver a casa después del trabajo” o “irse de casa para ir al
instituto”. Dos sitios diferentes se han vuelto un solo sitio. Ahora cada cosa no está
en su sitio.
Pero hay otro problema. No todos los trabajos son aplicables en un ordenador y no
todas las personas poseen el privilegio de tener un ordenador. Pregunto ¿Por qué
hay personas que HOY no tiene un ordenador? ¿Será que el orden anterior que
recordamos como normal no ofrecía privilegios básicos para todas las personas?
Todo se vuelve re-pensable y cuestionable. Volver al estado anterior a partir
de lo que nos pasa HOY.
Otra vez: “necesita orden para vivir, por eso en su casa cada cosa está en su sitio”
¿Qué pasa en casa? ¿Cómo estáis ahí? ¿Bien? ¿Mal? ¿Hartos del encierro? ¿Habéis
encontrado cosas buenas? ¿Provechosas? ¿Echáis de menos el instituto? Habrá de
todo. Seguro. Cada casa es singular. Con sus propias reglas de convivencia ¿Se han
pactado otros tipos de funcionamientos dentro de casa? ¿Hacéis algo que antes de
la cuarentena no hacíais? Es probable que también hayan cambiado las relaciones
con nuestros familiares o los integrantes de la casa. Antes podíamos no vernos.
Teníamos elección. Pero ahora estamos obligados a vernos las 24hs. Quizá hay
situaciones más exageradas o más intensas. Si es así ¿piensas que antes del
confinamiento no sucedían?
Si el orden que nos determina desde fuera influye dentro de nuestra casa,
también influye en nuestro comportamiento. ¿Cómo nos sentimos en esta
situación? ¿Cómo estamos ordenados dentro nuestro?
La situación nos afecta en TODOS los sentidos. En la percepción del paso del
tiempo, en el espacio que habitamos, en nuestro estado de ánimo. Fuera y dentro
de casa. Fuera y dentro nuestro.
Hay otras normas. Hay que cumplirlas las 24 hs. Antes podíamos salir de casa y
“alimentarnos” del exterior. Pero ahora no está permitido. Por algo en el instituto
existe el recreo, verdad? Se trata de lo mismo ¿Por qué existe el recreo? ¿Podemos
cumplir una norma permanentemente las 24 hs? Quizá si, quizá no. Depende de
las necesidades. ¿Pero a la necesidad de quién responden las normas?
Vamos más lejos.
Si el recreo existe en el instituto. Hagamos un cambio de escala. ¿Cuál sería “el
recreo” de la sociedad? ¿Las vacaciones? ¿Por qué antes deseábamos que lleguen
las vacaciones?
Muchas veces las normas cambian a medida que una sociedad la solicita. Pero hay
muchas otras que no se conceden, a pesar de ser reclamadas. Esto tiene que ver
con las leyes. Con la imposición de los derechos civiles que ordenan.
Dentro de un orden establecido hay personas, actividades, espacios, cuerpos,
ideas, formas de pensar, formas de actuar, que quedan fuera de juego. Quedan
recluidas y también son sancionables. Es decir, ese único orden garantiza
seguridad y tranquilidad al que está dentro, y condena a los que deja afuera.
Las leyes existen para eso. Básicamente determinan aquello que queda del lado de
adentro y aquello que queda del lado de afuera. Lo propio enfrentado a lo
extraño. Lo permitido enfrentado a lo prohibido. Y… quién impone las normas?
Hoy todo esto es muy claro. Hay nuevas prohibiciones…
PARTE III
Siempre estuvimos normalizados y ordenados de UNA sola forma. Esto es lo que
hemos intentado reflexionar en la clase de En Residencia. Lo importante es
entender que el orden establecido siempre lo hemos naturalizado como normal.
“Esa persona es normal” “Eso que hace es normal” ”Esa persona está loca” etc…
Un país, una ciudad, una institución, el aula o vuestra casa funciona a partir de un
orden que se basa en un conjunto de normas. No solo eso. También moldean de
qué forma estamos investidos (o nos invisten) por nuestra raza, nuestra ideología,
nuestra sexualidad, nuestra nacionalidad, etc… y cómo nos han normalizado
según esas diferenciaciones.
El proyecto de En Residencia proponía pensar sobre todo esto:
un orden siempre excluye otro posible orden. Es decir, un orden no da oportunidad de que otros órdenes se manifiesten.
¿Recordáis por qué hemos ido al Mercadona? ¿Quién dio la orden? ¿Por qué se obedeció? ¿Alguien escuchó a otro compañero dar otra opción?
Recordáis la acción del patio: ¿Por qué otro tipo de orden (vosotros quietos) hizo que el resto del instituto forzara vuestros cuerpos a interactuar con ellos? Vosotros quietos en el recreo, ¿no era una especie de confinamiento?
¿Recordáis cuando os eché de clase? ¿A dónde íbais? Al pasillo. Y en el pasillo a medida que ibais saliendo os dispusisteis de una forma (más libre quizá), mientras en el aula continuaban otros compañeros en silencio (confinados) sin poder salir hasta que yo efectúe la orden.
Lo que está sucediendo hoy es lo mismo. Pero a otra escala. Una escala mayor y en
todo el mundo. ¿Veis lo importante que puede ser un simple ejercicio? ¿De qué
puede hablar una acción artística?
Volvamos.
En situaciones límites como la que estamos viviendo los extremos se agudizan. Por
eso es importante cuidarse mucho. Cuidar al otro. Comunicarse y respetar las
formas de pensar y de sentir. Entender el nuevo tejido. Estamos con otros en otro
estado de las cosas. El virus nos afecta a todos por igual pero nuestras reacciones
pueden ser diversas. Por momentos nos ponemos nerviosos y eso es natural.
Es natural que un cambio tan exagerado en nuestro entorno nos cambie.
La vida es rara, verdad? La naturaleza es rara. ¿Existe un orden natural? No lo sabemos. Nos encontramos en una situación que nos hace cambiar de parecer; nos hace aprender; nos modifica; cambiamos de ideas; cambiamos nuestra forma de sentir; cambiamos nuestro orden interno. Nuestro tejido. Eso es crecer. Y crecer muchas veces duele.
Hay mucha incertidumbre. La incertidumbre nos inquieta ¿Por qué pasa eso?
Porque dentro de la incertidumbre TODO es posible. TODAS las posibilidades están
en juego. En la incertidumbre no opera el orden. El orden se establece para que
solo UNA opción del resto de opciones prevalezca.
Otra vez: Vislumbremos si esta situación nos sirve para algo.
¿Cómo era todo antes de la cuarentena? Quizá este golpe de realidad nos hace más
conscientes. Más abiertos a percibir lo que sí echamos en falta y lo que no echamos
en falta.
A la vuelta, volveremos a OTRA normalidad. Será OTRA porque hemos visto las
cosas de OTRA forma, en OTRO orden, con OTROS ojos.
Habremos cambiado. Habremos crecido. Habremos valorado cosas que antes no
parecían tener importancia. Y a la vez tenemos que PREGUNTARNOS, PENSAR y
pelear contra todas aquellas cosas que no nos hacen sentir bien. Aunque parezca
anormal.