Chãocéu
Esta sesión la dedicamos a hacer una excursión a la Caldera, un espacio de investigación y de creación de piezas artísticas relacionadas con danza y la expresión corporal.
Salimos del instituto a las 10:15 h y cogimos el metro desde Montbau hasta las Corts (línea verde). Llegamos a la localización unos minutos antes para poder conocer el lugar y para que nos hiciesen una pequeña introducción. Vinieron dos colegios más que también forman parte del conjunto de Artistas en Residencia.



Una vez dentro de una pequeña sala, se apagaron las luces.


Había tres escaleras, dos chicos y una chica. Ellos estaban de una manera peculiar encima de las escaleras, sin hablar. Durante toda la pieza había unos ruidos de fondo que acompañaban la escena. Después de un rato largo, las luces por fin se encendieron y con ellas los artistas fueron moviéndose.

Una vez que estaban de pie encima de la escalera, fueron sacando objetos con los que más tarde acabaron jugado. Los materiales que cogieron fueron: tapas de una batería de cocina, cables de plástico y un libro. Uno de los artistas empezó a recitar unas palabras en portugués que algunos de nosotros no logramos a entender. Mientras, los otros dos artistas estuvieron produciendo sonidos con las tapas. Algunos golpes eran fuertes, otros suaves… Seguidamente, dejaron los objetos a un lado y dieron paso a unos gritos que cada uno interpretó de una manera diferente. A continuación, poco a poco, fueron bajando de las escaleras, corrían, gritaban y saltaban, tiraban pelotas de gomas de muchos colores. Finalmente, después de este momento de ruido e intensidad, la chica se acostó en el suelo. Con un micrófono, empezó a recitar en español. Los versos que recitaba se movían en torno al abismo, una palabra que se repetía muchas veces. Más adelante, en un papel comestible escribieron palabras que querían comerse, así que eso fue lo que hicieron, comer palabras. Interactuaron con el público preguntando qué palabras queríamos comernos. Salieron palabras como: confianza, autoestima, etc.


Después, crearon una escena formada por un hilo que juntaban las dos escaleras. Dos de los artistas se pusieron unas máscaras un tanto curiosas. Realizaron diversos ruidos con esos elementos, finalmente, acabo la pieza.
Hicimos una puesta en común en que el público pudo dar su punto de vista de lo que había visto y también pudimos hacer preguntas. Esta obra se puede interpretar de muchas maneras distintas, ya que cada puede pensar cosas diferentes.

En conclusión, todos estamos de acuerdo en que no acabamos de entender de lo que trataba la pieza, pero a todos nos gustó algo que formaba parte de ella, ya sean los objetos, la manera de recitar, el espacio, o simplemente el ruido.